[COLUMNA DE LA SEMANA] Hay torneos que no valen para el ranking

Ayer se dio en Sevilla un pequeño torneo no oficial de características cuestionables. Con solo dos setups, se llevó a cabo aquella competición de algo menos de 30 personas en la que varias rondas se jugaron en mapas exóticos, como el de Mario Kart o Battlefield Grande, hubo un top 8 BO3 (salvo finales), las pantallas tenían lag y, en las horas más tardías, un frío considerable atacó las manos y cuerpos de algunos jugadores (siendo yo uno de ellos).
Al finalizar el evento, Elmasme, cuya innegable mejoría en los últimos tiempos le obsequió una actuación brillante ese día, preguntó si el torneo contaría para ranking. Ditto6464, el TO de la región hispalense, le dio una negativa. Debatieron ligeramente acerca de ello, pero al final se concluyó que no contaría para ranking. Podría parecer evidente la respuesta a la cuestión de si un torneo así debería contar para ranking. No obstante, es una buena pregunta: ¿por qué no cuenta para ranking? Ahondemos en el razonamiento que justifica esta postura; en la vara de medir detrás de la competición justa.
En un sistema que vaya a regular una competición seria, lo más importante es, posiblemente, que dicho sistema evite de forma eficaz las variables arbitrarias. En una competición no seria, el azar es el aliado de la diversión, pero hace tiempo que Super Smash Bros. es jugado desde un prisma profesional y formal: bajo estas circunstancias, el azar es el máximo enemigo de todos. ¿Qué sería del fútbol si el público pudiera lanzar cualquier objeto a los jugadores en medio del partido? Si eso fuera así, ¿podría decirse que el Betis es mejor que el Sevilla si gana en un partido en el que una llave inglesa ha dejado inconsciente al portero rojiblanco y unas pelotas de beisbol han lesionado a otros cinco del mismo equipo?
Para valorar quién es realmente mejor, los factores externos al juego que generen arbitrariedad y aleatoriedad en los acontecimientos de la partida deben ser reducidos al mínimo posible. En Super Smash Bros., esta es la razón por la que no se permiten objetos (que aparecen de manera fortuita), se hace seeding y se prohíben mapas. Algunos mapas contienen elementos de aleatoriedad que pueden desequilibrar repentinamente la balanza de la partida, como Corneria; otros mapas, sencillamente, entorpecen la competición y la vuelven extremadamente desequilibrada. No se puede jugar en Battlefield Grande porque si no Little Mac jamás podrá ganar a Sonic, de la misma manera que en el fútbol no puede haber un campo con una inclinación de 30º, convirtiéndose en una pendiente, y que un equipo esté arriba y otro abajo.
«En un sistema que vaya a regular una competición seria, lo más importante es, posiblemente, que dicho sistema evite de forma eficaz las variables arbitrarias»
Hay otras herramientas en los sistemas de regulación que evitan la arbitrariedad, como el anteriormente mencionado seeding. Gracias al seeding, que al final del torneo lleguen los mejores jugadores no depende de la suerte, sino de su rendimiento en anteriores ocasiones. Si no hubiera seeding, podría quedar en tercer puesto JoselitoPérez3, de 5 años, por encima de AndresFn porque todos los tops se eliminaron entre ellos en las primeras dos rondas. También hay que tener en cuenta el muestreo de partidas, es decir, que se juegue más de una partida por set para encontrar al jugador realmente superior.
En Super Smash Bros. hay demasiadas variables que intervienen en el nivel real de una persona como para valorarlas en una sola partida. En un set BO1 (best of 1), no hay lugar apenas para la adaptación, el condicionamiento y los reads, además de que un desafortunado error puede llegar a costar demasiado. Cuantas más partidas se jueguen, mejor para identificar al jugador de mayor nivel. Idealmente, con 100 partidas jugadas se podría conocer con mayor fidelidad qué jugador es superior, pero no hay tiempo físico para se den 100 partidas por cada set en un torneo de más de 2 personas. Por tanto, se ha buscado un número que equilibre el mayor número de muestras de resultados con el desarrollo factible de un evento; así, se llegó al BO3 estándar y BO5 para las rondas superiores.
Además de estos elementos en las reglas, el sistema debería garantizar el correcto estado o funcionamiento de otro tipo de variables que intervienen en el juego: las externas. Es bastante más difícil asegurarse de que cada torneo pueda disponer de pantallas sin lag o de un local que pueda resguardar apropiadamente a los jugadores de elementos del clima como el calor o frío excesivos o la lluvia, pero por lo menos en los torneos de mayor calibre, estos factores deberían poder garantizarse para una competición justa.
Al igual que he mencionado todos estos componentes fundamentales en un sistema efectivo para la competición seria, podría escribir sobre muchos otros que son relevantes. Sin embargo, hay otro principio esencial del que hablar que es igualmente importante: que estas reglas se apliquen a todos por igual. Para que los jugadores de un mismo juego estén realmente compitiendo en lo mismo, las reglas que lo limitan y definen deben ser las mismas. No participan a la misma competición los que juegan al fútbol normal y los que pertenecen al circo que describí antes donde podían lanzarse objetos o donde el suelo estaba inclinado.
Estos son los argumentos por los que concluimos que el evento que describí al principio de la columna no puede contar para ranking, porque el torneo de ayer no cumple con ninguno de los dos principios esenciales en la vara de medir la competición justa: que su vara de medir evite de forma efectiva la arbitrariedad; y que la vara de medir sea la misma que la de los demás y que se aplique a todos.
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