[COLUMNA DE LA SEMANA] Para mejorar, a veces hay que soltar el mando
Llegas a un torneo, pero no te sientes confiado. Llevas algo así como un mes en el que tus resultados no son tan buenos como cabría esperar, y hoy mismo sientes en tus carnes que sigues sin estar en tu salsa. Juegas, pero no te sientes cómodo: es como si tu cabeza no funcionase bien, como si sus mecanismos estuvieran oxidados, como si de repente fueras tonto. Acabas perdiendo y sales desilusionado, convencido de que tu mente funciona lenta, hay algo en ti que no está bien.
Estoy seguro de que muchos de vosotros os habéis visto en la situación que he descrito, sobre todo si lleváis mucho tiempo compitiendo a algún juego, o si os lo tomáis bastante en serio. Es hora de hablar de cómo es estar quemado, de cómo recuperarte, y de los milagros de separarse del juego un tiempo.
Yo mismo me he sentido quemado varias veces a lo largo de mi “carrera” como jugador de Super Smash Bros. Ha sido cuando más en serio me lo he tomado, y en las etapas en las que a más torneos he asistido, cuando la enfermedad del cansancio más ha aparecido y viciado mi cabeza. La cura para la dichosa enfermedad, la que ha plagado mi mente en tantas ocasiones, era evidente y todos la conocemos: sencillamente había que dejar el mando en la mesa, y dedicarse a otras cosas.
Sin embargo, hay un fenómeno bastante increíble que me ha ocurrido a veces cuando me he dado un descanso, e incluso he visto que le ha ocurrido a otras personas: ha habido veces en las que he mejorado después de estar un mes sin encender la consola. ¿Cómo puede ser esto? Tiene sentido que, cuando uno está quemado, darse un respiro le levante el mindset, ¿pero cómo va a mejorar en el juego si no ha practicado en él? Esto es, considero yo, porque nuestra forma de jugar se ve influenciada por una infinidad de factores externos al juego.
«A veces nos obcecamos en conseguir algo y eso se convierte en nuestra propia perdición»
Para ser bueno en cualquier juego competitivo, no solo hay que practicar y desarrollar la mente en el ámbito del propio juego: es de igual importancia tener tus asuntos en regla, una vida y estado emocional estables, y otros hobbies e intereses que te hagan crecer como persona y cultiven tu intelecto. Esto último lo digo porque, a menudo, comprendemos las cosas a través de otras; establecemos símiles y conexiones entre conceptos dispares.
Gracias a esto, comenzar a tocar el piano puede transformar tu forma de jugar si enlazas ciertas nociones sobre la práctica, la técnica y la rutina del instrumento con el Smash; o comenzar a practicar un deporte puede modificar tu mindset y tu manera de enfrentarte a las situaciones de presión o al agotamiento; o hacer teatro puede ayudarte a manejar los nervios y el miedo al fracaso.
A veces nos obcecamos en conseguir algo y eso se convierte en nuestra propia perdición. Nos empeñamos en entrenar, mirar vídeos, ir a torneos, y no parar nunca porque queremos ganar a algún jugador, o llegar a cierta posición en los rankings, pero con ello tan solo nos cegamos y viciamos nuestra forma de comprender el juego.
Por ello es recomendable hacer otras actividades para refrescar nuestra perspectiva y nuestra forma de afrontar el juego. Además de esto, es necesario, como dije antes, llevar una vida estable y en orden para tener un buen mindset; salir y vivir fuera de Smash. Así, si queremos mejorar, a veces, lo mejor que podemos hacer no es practicar el doble, o invertir incluso más tiempo del que ya dedicábamos: a menudo, para mejorar, simplemente hay que soltar el mando.
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