[COLUMNA DE LA SEMANA] No vas a ser top player, déjalo
“Llegaré a ser el mejor, el mejor que habrá jamás. Mi causa es ser un buen jugador, tras mi gran major ganar...”. Y entonces nos despertamos de la siesta. Es la típica aspiración de cualquiera de los que jugamos a juegos, y más aún en el ámbito competitivo. Queremos ser los mejores en algo: el mejor usando a X personaje, el mejor de la región, conseguir destacar a nivel nacional o, pasando ya a puntos muy altos, ser reconocido de manera internacional. Pero ¿con qué finalidad?
Ya llevan mucho tiempo en auge los juegos y sus torneos, así como el hecho de ganar premios en ellos (comúnmente monetarios). Esto atrae a las masas y hace crecer las ganas por echar unas partidas y, con ello, crear una comunidad para mejorar todos juntos. Todo esto está bien, pero cada uno tiene un motivo diferente por el que juega: ¿vencer? ¿ser el mejor? ¿ganarse la vida? Pues siento ser tan tajante (realmente no), pero si la meta de la mayoría de vosotros son las dos últimas, dejadlo.
No es por ser un aguafiestas, sino por ser lo más realista posible: somos muy mayores ya (en general) como para no darnos cuenta de que esto es un pasatiempo y una alternativa a otras actividades para despejarnos y pasarlo bien, pero ya está. Los más jóvenes poseen más tiempo libre y mayor capacidad de mejora (o así “debería” ser) y esto lleva a que sean los más buscados hasta por equipos profesionales. Esto nos conduce a tener reflexiones que van más allá de coger el mando y una Switch: ¿qué vamos a hacer si no jugamos? Tarde o temprano el competitivo del juego morirá y con ello gran parte del tiempo que se le dedique, pudiendo recaer en entregas posteriores (o no).
«Hay cosas más útiles y necesarias que el Smash, abre los ojos»
Seguramente se me tache de vete a saber tú qué cosa, pero es lo que hay: ¿cuántos se han podido ganar la vida con los videojuegos? Si fuera tan sencillo y fácil como se ve, todos seríamos parte de la élite, pero lo cierto es que está formada siempre por gente joven (y yo no soy viejo, ojo) o por aquellos que tienen mucho tiempo libre o que sacrifican todo para apostarlo a una carta y son recompensados por tener una gran suerte. Puedes dedicar más o menos tiempo al juego, a la comunidad que te rodea, a tu personaje para mejorar con sus mecánicas o a los fundamentos básicos de Smash para entenderlo mejor, pero ¿realmente te vale la pena?
No estamos ante un producto simple o sencillo. Al tener tantas opciones en cada partida podemos declarar que estamos ante algo mucho más complejo y que requiere bastante tiempo y, en muchos casos, dinero. No podemos crecer sin esto, lamentablemente, y ahí distinguimos a los jugadores que pueden dedicarse plenamente a aprender (solo estudian o no hacen nada), de aquellos con un poco más de responsabilidad (estudios más complejos o mantener un piso/casa), de los que solo pueden sacar el tiempo justo (estudian y trabajan o su trabajo requiere muchas horas) y de aquellos otros que deben abandonar la posibilidad de mejorar (trabajo, familia u otros casos diferentes). A medida que recaen sobre ti más responsabilidades, pierdes muchas posibilidades de ser el mejor.
Puedes disfrutar jugando, mucho más aún si ganas. Puedes disfrutar poniéndote metas, y puedes disfrutar queriendo ser el mejor en tu comunidad, pero seamos sinceros, la gran mayoría no va a llegar a cumplir ese objetivo y por ello os propongo personalmente que os lo toméis con más calma, que penséis si es rentable invertir todo el tiempo en este u otro juego, en cómo os afecta personalmente el querer demostrar ser el mejor y en si al final del día os ha merecido la pena. Algunos serán muy buenos, pero la inmensa mayoría nos quedaremos en la sombra hasta que tengamos una muy buena oportunidad que, probablemente, nunca llegará.
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