[COLUMNA DE LA SEMANA] Síndrome de Estocolmo Smashero: breve diagnóstico

Hagamos un trabajo de figuración. Imagina que eres un jugador de Smash de nivel medio. Medio, de los que pasan de pools y quizá una ronda de Winners, así, de media. Te levantas de la cama, jovial y decidido a comerte a toda la plana mayor de tu región en el torneo que se celebrará en unas horas. Coges el bus, el coche, o tu medio de transporte preferido, llegas al sitio donde están todos esperando para empezar, te aseguras de que no te has dejado el mando en casa ni nada parecido, y te llaman para el primer set. Tu rival es uno de los mejores, pero a ti eso no te importa, porque has estado practicando mucho, o eso piensas mientras desenrollas el cable, y baneas escenarios. Hoy es el día en el que demostrarás lo bueno que eres. Ocho minutos después, observas cómo, por enésima vez, tu Kirby es golpeado por la espada de una Lucina en retroceso, y la pantalla de «se acabó» aparece por segunda vez frente a ti., burlándose de tu fracaso. Tu rival te da la mano, que estrechas con resignación. Hasta ahí todo bien.
Sin embargo, en tu cabeza se instala un pensamiento, con la misión de paliar todo lo posible la decepción: «Es que vaya mierda de personaje uso, no sé ni para qué sigo echándole horas a este bicho inmundo». Bueno, supuesto jugador, no es un pensamiento demasiado alejado de la realidad, es cierto que un jugador experimentado (más que tú) puede darse cuenta de la desventaja que sufre Kirby, en particular, contra movimientos con mucho rango, y abusar de ella. Muy bien, pues, ¿por qué este jugador, al llegar a su casa, derrotado y agotado de un largo día, vuelve a meterse al modo entrenamiento a optimizar combos de Kirby?
Como jugador acérrimo de Yoshi en la era de Smash 4, puedo hablar desde un punto de vista bastante objetivo del problema al que llamo «síndrome de Estocolmo Smashero». Esto es jugar y jugar con un personaje que, en la práctica, piensa que no le va a dar los resultados que otro con características mejores, pero que sin embargo no puede abandonarlo por ese supuesto otro. Hay muchas razones para este comportamiento, que pueden ser, pero no se limitan a: una necesidad de demostrar que no necesita coger a otro mejor para ganar, no querer ser llamado tier whore, considerar que el cambio supondría tirar a la basura horas y horas de práctica con el personaje que vamos a abandonar… o simplemente tiene un apego emocional por el personaje o le gusta su estilo de juego, a pesar de que haya algunos luchadores que lo contrarresten por sus características innatas.
«¿Juegas a esto por lo que la gente opina de ti? ¿Asistes a cada torneo, pasas horas frente a la pantalla, solo para que te den una palmadita en la espalda?»
Y ahora, la necesaria pregunta: ¿cómo proceder ante esta disyuntiva? La respuesta puede parecer complicada, pero hay varias opciones que derivan directamente de las razones enumeradas en el párrafo anterior. Para empezar, si tu problema es demostrar tu valía con el personaje, reflexiona. ¿Juegas a esto por lo que la gente opina de ti? ¿Asistes a cada torneo, pasas horas frente a la pantalla, solo para que te den una palmadita en la espalda? Puede que ese sea el caso, pero... ¿de verdad merece la pena? ¿De verdad disfrutas del proceso? Es una pregunta que se debe hacer todo aquel que juegue a esto, se esfuerce tanto, solo por un instante de reconocimiento social. Eso si lo consigues, cosa que, si estamos en este predicamento, estás lejos de conseguir.
¿No quieres ser llamado tier whore? Solo observa a tu alrededor, a aquellos jugadores que, usando personajes más altos en la lista, no son llamados eso, más allá de que sea en clave de broma. Sí, el odio por el personaje puede ser una molestia, a veces muy grande, pero afrontémoslo, esto no es top level, donde cualquier decisión con respecto a tu estrategia competitiva será duramente criticada por cientos de desconocidos en Internet. Aquí, si cambias a Joker o Palutena solo te llevarás, como máximo, un par de coñas. Y, bueno, si la gente pasa de las bromas a algo más grave, los organizadores ya se encargarán de poner en su sitio a ese supuesto cretino. Nadie debe ser atacado por usar un personaje que le dé mejores resultados, esto es de cajón.
Y ya llegamos a la última razón. Y aquí, estimado jugador, si dices «es que me encanta este personaje, pero no hace nada»… Solo busca en YouTube, en este caso, por ejemplo, «Kirby Smash Ultimate», y te aseguro que encontrarás al menos tres vídeos de un jugador, mucho mejor que tú y la gente que te gana cada mensual, destrozando a otro jugador que usa el mismo personaje que el tipo que te echa siempre de cada torneo. Entonces, si se puede hacer lo que hace ese experto en el personaje, ¿qué es lo que te hace falta a ti? ¿En qué te equivocas?
Pues amigo, ¡que ese tío lleva jugando más que tú, desde antes que tú, y con toda probabilidad contra gente mejor que la que tú nunca has jugado! Es muy sencillo, tanto que asusta. Entonces, ¿tengo que viajar a su región, o alguna de nivel similar, y…?
No, y uso este último mensaje para terminar, no es la mentalidad. Si te gusta un personaje, si de verdad disfrutas de él, deja de quejarte y lucha por él. Si te gusta Kirby, mírate esos vídeos, tatúatelos en el cerebelo, habla con gente que lo juegue, entiende por qué hay estrategias que funcionan y otras que no, y dale duro, hasta que por fin encuentres los resultados que buscas, sin perder la paciencia si no los consigues a la primera, a la segunda, o a la decimonovena.
Bueno, o si no, juega Pikachu y olvídate de todo lo que he dicho. Ya, a gusto del consumidor.
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