[COLUMNA DE LA SEMANA] ¿Y tú quién eres?

No es ninguna exageración decir que, desde hace varios meses, el mundo tal y como lo conocemos ha cambiado. La llegada del COVID-19 a nuestras vidas ha significado, en un principio, el confinamiento total en nuestros hogares, y, si bien durante las recientes semanas la situación ha ido mejorando, aún nos encontramos, en mi opinión, muy lejos de ese momento en el que la mascarilla no sea una prolongación de nuestro cuerpo, y un abrazo entre amigos no sea considerado tabú, o, como mínimo, una irresponsabilidad. No es de extrañar, por tanto, que en lo que respecta a la comunidad de Smash Ultimate, el día en el que los torneos presenciales vuelvan a ser habituales quede igual de lejos.
Por supuesto, una comunidad tan grande y activa no muere por la desaparición o limitación de los eventos cara a cara. Tenemos la inmensa suerte de que, en la red, gozamos de medios para comunicarnos en cuestión de segundos, y, por tanto, los jugadores pueden continuar su actividad, ya sea mediante los múltiples torneos en línea que se han ido celebrando a lo largo de la cuarentena, como en las conversaciones por redes sociales como Twitter. Estas herramientas son vitales para que el flujo de información continúe y el amor por el juego al que todos dedicamos al menos una pequeña parte de nuestras vidas no acabe por desaparecer.
Sin embargo, esto puede ser un arma de doble filo. Lo que en manos adecuadas puede ser un sustitutivo para las relaciones humanas cercanas, en otras puede dar lugar a situaciones desde incómodas a otras que rayan el acoso selectivo. Un gran ejemplo es el odio, injustificado, hacia ciertos jugadores, motivado únicamente por el personaje que deciden utilizar en el ámbito competitivo. Todo esto surge de una norma, impuesta por aquellos con más voz mediática, de 'qué personaje es hype', o 'qué personaje requiere menos células cerebrales' para ser jugado a un nivel decente. Y, si bien es cierto que hay algunos que, por su diseño y características particulares, se ven favorecidos por un estilo de juego más pasivo, o pueden permitirse un juego neutral más relajado y seguro, se han dado casos de jugadores a los cuales se les ha llegado a infravalorar su esfuerzo por el simple motivo de querer usar a un personaje así. Es verdad que muchas veces se dice en broma, pero esta actitud conlleva la normalización de insultos que, a la larga, pues llegar a minar la moral de cualquiera.
«Se ha ido formando una élite, por llamarlo de alguna manera, que se dedica, involuntariamente lo más probable, a dictar sentencia»
Pero, en mi opinión, uno de los mayores problemas que trae de la mano el desarrollo por Twitter es la desigualdad a la hora de tener una voz, o a la hora de poder rebatir una afirmación. Desde el principio de la cuarentena, se ha ido formando una élite, por llamarlo de alguna manera, que se dedica, involuntariamente lo más probable, a dictar sentencia sobre qué personajes o estilos de juego están bien o están mal. Y digo dictar sentencia porque lo suyo va más allá de la mera opinión. Su modo de expresarlo, sin embargo, suele ser en clave de meme, a nivel de que parece como si un niño intentara establecer una ley universal.
El problema del que hablo surge, precisamente, como consecuencia de este elitismo. Ya venía ocurriendo desde antes del confinamiento, pero en estas fechas ha aumentado su uso frases derivadas en su mayoría de la típica 'y tú quién eres xd' a la hora de responder a críticas a alguna matchup chart o al posicionamiento de un personaje en una tier list algo polémica. En esos casos, el que lo escribe muestra una condescendencia increíble hacia el autor de dicha crítica, haciéndole ver que, como mínimo, no es lo suficientemente relevante como para tener el derecho a criticar su buen juicio. Y da la casualidad de que, la mayor parte de veces, estos cortes se los lleva gente que no pertenece a esta élite, acentuando el carácter exclusivo de ella.
Soy consciente de que, en su mayoría, estos hechos no tienen mayor trascendencia que algunos roces aislados; también quiero aclarar que, con esto, no quiero echar barro a la cara de aquellos que puedan sentirse identificados con lo que he contado. A lo que quiero llegar es, en realidad, a enviar un mensaje a toda la comunidad: da igual que acabemos de coger el juego por primera vez, o lleve en nuestras vidas durante años, toda opinión es válida, que no siempre correcta. Podemos debatir, discutir, todo lo que haga falta pero, por favor, no reduzcamos nuestra capacidad de diálogo a un zasca de 280 caracteres máximos, o a directamente descartar una crítica solo porque el que la realiza no sea un jugador que conocemos. De nosotros depende que, cuando al fin volvamos a vernos las caras, no hayamos perdido una de nuestras mayores ventajas como comunidad: la capacidad de inclusión de un juego que atrae a un público muy extenso, cuya voz nadie tiene el derecho de silenciar.
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